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  1. El callejón tenebroso - Jean Ray

    martes, 13 de noviembre de 2012


    "El callejón tenebroso" ("La ruelle ténébreuse") es un relato del escritor belga Jean Ray, incluido en El gran nocturno (Le Grand Nocturne, 1932). No es un relato que se pueda encontrar en muchas antologías, pero leído lo leído, creo que es una de las mejores historias escritas por Jean Ray.



    Entre lo ficticio y lo real, con una fuerte dosis de ambientación orínica, "El callejón tenebroso" es una muestra de terror y ciencia ficción que no deja indiferente al lector, entre otras cosas porque exije de su imaginación para llegar a alguna conclusión. Tiene evidentes reminiscencias a Malpertuis (1943), e incluso a El Golem (1915) de Gustav Meyrink. Este relato está plagado de simbología: un callejón que no existe en el plano existencial; un arbusto de viburno; tres puertas cerradas y amarillas en un muro blanco que se repiten una y otra vez; una escalera que no conduce a ninguna parte - con el tiempo, a un abismo-; continuas simetrías que cuando se quiebran, en un momento dado... conducen al desastre.

    El marco de la historia es uno de los que mas agradaban a Ray. Un narrador, que encuentra varios misteriosos manuscritos por pura casualidad y que los traduce y publica, y que con el paso del tiempo y picado por la curiosidad, trata de desvelar el misterio que éstos atesoran. Las conclusiones quedan a cargo del lector. 

    El narrador nos cuenta cómo encontró un par de cuadernos entre unos papeles tirados en el muelle de Rotterdam. Son dos cuadernos escritos en diferentes idiomas -francés y alemán- y de autores diferentes que al parecer se desconocían "y que sin embargo se hubiera dicho que el manuscrito francés vertía algo de luz sobre la negra angustia que surgía (del manuscrito alemán)". Él los traduce y publica a fin de que el lector extraiga la verdad de lo que pudo suceder en 1848 en Hamburgo durante un gran incendio "que por poco detruye toda la ciudad" (¿tal vez se refiera históricamente al incendio de 1842?). 

    ¿Una de las posibilidades? Trasgos. Pero no solo hubo trasgos. Allí había algo más que no es ni descriptible ni visible ni comprensible ni asimilable.

    El Manuscrito Francés está escrito por un profesor llamado Alphonse Archipètre, quien relata cómo descubrió un callejón que solo él podía ver, el Sankt Beregonnegasse, que es una especie de portal que une dos épocas en un mismo espacio de la ciudad de Hamburgo. Es como si desde el Más Allá la abuela de Archipètre -una enorme anciana de ojos verdes- le hubiera puesto delante ese callejón para que, sin tener que delinquir en la realidad, pudiera conseguir dinero. Es ella la que repone el plato que su nieto roba cada noche. ¿Es esa mujer de ojos verdes una especie de Venus que trata de favorecer los amores entre Archipètre y Anita? ¡Compleja manera de intervenir, como una diosa menor! Pero lo cierto es que Archipètre, necesitado de dinero, decide entrar en ese misterioso callejón para robar en las casas, convencido de que robar en un plano inexistente de la realidad no es un delito. Nadie puede acusarle de robo porque roba en un lugar que no existe en el espacio de la realidad donde vive. Roba en el pasado.  En ese manuscrito, Archipètre relata su experiencia.

    Por otro lado, el Manuscrito Alemán está escrito por una mujer cuyo nombre desconocemos. Quiere dejar testimonio de los acontecimientos que suceden a un tal Hermman. Sabemos que vive en la Deichstrasse (barrio hamburgués), aunque no en qué época. La Gran Amenaza invisible que habita al casa, el barrio, la ciudad entera, la describe como un "Gran Miedo" (¿a la guerra?, ¿el Gran Miedo a qué?). Un miedo que se manifiesta de mil formas..., ¿es el rostro que ve Metta Rückardt, uno de los personajes? ¿Es un fantasma asesiado, o una multitud de ellos, furiosos y homicidas? ¿Trasgos? ¿Es el espíritu del Miedo? ¿O se trata de un simple espíritu atrapado en el tiempo, tal vez la proyección de Archipèstre en otra dimensión, el rostro que Metta ve, ese ser inmaterial, humo gris, al que ayuda la anónima autora del Manuscrito Alemán?

    La gente desaparece o es brutalmente asesinada en ambas dimensiones, y la única persona que tiene acceso a ambas es Alphonse Archipètre a través del callejón tenebroso. Tal vez fue él el culpable de abrir la comunicación temporal, dando vía libre a los trasgos o al Espíritu del Miedo para que desataran la tragedia en la ciudad, dando lugar al descontrol, al desastre, al gran incendio que Archipètre tuvo que provocar para destruir el callejón. 

    Es una lectura muy aconsejable. Muchas cosas me dejo en el tintero para quienes queráis leer y descubrir este relato... Solo espero que algún día se publique una edición de todos los relatos de Jean Ray en España..., ¡sería fantástico!                

       


  2. El pony colorado - John Steinbeck

    viernes, 2 de noviembre de 2012

     
    "Solo un caballo de alma menguada no se resiente en la doma".

    Esta obra ha superado con creces mis espectativas. Solo esperaba de El pony colorado una lectura amena -y lo es-, almibarada y más o menos entretenida; lo que uno espera de un libro cogido al azar para una tarde de domingo. Pero no cabe duda de que es puro Steinbeck, y que lleva su marca a fuego. 


    El pony colorado (The Red Pony, 1933) es una especie de fix-up (éste termino, ay, tan trillado en las novelas de ciencia ficción y que tan complicado es de definir). Son un conjunto de cuatro relatos -El regalo, Las Grandes Montañas, La promesa y El guía de la partida- que pueden leerse de forma independiente y que forman una novela. A través de ellos, Steinbeck nos relata la historia de Judy Tiflin, un muchacho de 10 años que vive en un rancho del Valle de Salinas (California), quizá allá por los años 30 del siglo pasado. Judy vive con sus padres y Billy Buck, un bracero que trabaja en el rancho. Otros personajes son Gitano y el abuelo de Judy. Gracias a ellos, el pequeño irá creciendo, desarrollando sus capacidades y valores y adquiriendo responsabilidades. Es por eso es una lectura muy recomendable para los lectores más jóvenes, en tanto que novela iniciática.

    En un principio el pequeño Judy no asimila la muerte. Solo tiene 10 años y su padre le ha puesto a cargo de un pony muy joven al que aún hay que domar. El muchacho va adquiriendo la responsabilidad de ocuparse de su caballo, pero el animal muere, y Judy reacciona mal. Al final de ese capítulo y principio del siguiente Judy no se sobrepone del todo, pese a las apariencias, y se vuelve cruel con los animales. Esos pasajes tan crudentos me sobrecogieron, porque me hicieron recordar aquel demoledor relato de Roahl Dahl, El cisne (The Swan, incluido en Historias extraordinarias, 1977). Las historias intermedias (Las Grandes Montañas y La promesa) suponen un desarrollo evidente en el crecimiento de Judy. Aparece en escena un misterioso personaje, Gitano, y la radical e inevitable actuación de Billy Buck en el nacimiento de un potrillo que implica la muerte de su madre hacen madurar a Judy a base de duras lecciones. Finalmente, en El guía de la partida, el muchacho es capaz ya de postergar la batida contra las ratas del heno ante la necesidad de su abuelo de una limonada que el propio Judy le ofrece.  Ese final, un tanto abrupto, supone la capacidad de empatía hacia los demás. Presumiblemente también hacia los animales, excepción hecha a las ratas, dadas las circunstancias. Judy se demuestra incluso más humano que Carl, su padre, en relación a su abuelo. 

    Al final de la obra me reconcilié con Judy. Aquel crío de diez años que era poco más que un gazmoño de absurda rebeldía (me estoy acordardo del zorzal descuartizado) se gana el respeto del lector. Porque, a fin de cuentas, "solo un caballo de alma menguada no se resiente en la doma"




  3. El muñeco - Daphne du Maurier

    martes, 3 de enero de 2012









    Traducción de Marian Womack
    Prólogo de Pilar Adón
    Editorial Fábulas de Albión
    ISBN: 978-84-939379-0-4
    Octubre 2011




    Hay quienes sentimos una especie de rechazo visceral, instintivo, e irracional fascinación hacia los muñecos
    (los de trapo o corte naïf no cuentan para el caso). Cuanto más realistas, peor. Y ya si son de tamaño natural, esa incomodidad que provocan roza casi el delirio...
    Es por eso que en esta selección de relatos, que el nuevo sello editorial Fábulas de Albión nos ha brindado a los lectores pirrados por la novela gótica inglesa, uno de los que más impresionan es el de El muñeco (c.1928).
    Daphne Du Maurier (1907 - 1989) acertó de pleno. Es aterrador. De solo recordarlo, me ha recorrido un escalofrío por la espalda. Ciertamente no es el primer relato que se escribe sobre muñecos, ni será el último*. Los muñecos, que en principio remiten a la infancia y a unos valores tan positivos como la inocencia, la diversión, la compañía, se trasforman, en los terrores de la madurez, en algo tan negativo como la venganza, los celos, el abandono y la desconfianza. Ésta la historia de una obsesión, como en tantos escritos de du Maurier. La tensión se hace insoportable hasta que el lector descubre, al mismo tiempo que el narrador, qué es lo que sucede con la apasionada, comedida y carente de alma Rebeca (un nombre muy conocido por los seguidores de lady Daphne). Es perturbador.

    Y no es el único relato de esta selección capaz de rozar las telas más sensibles del cárdias. Hay un grupo que toma como punto de inflexión las relaciones entre hombres y mujeres, siempre desde la perspectiva femenina, que inquietan al más pintado: "Una diferencia de carácter", "Frustración", "Gato doméstico", "Y sus cartas se volvieron más frías" o "Nada duele mucho tiempo"...
    Además, quienes se entusiasmaron con la lectura de Rebeca (1938) encontrarán bastantes guiños en esta selección, en relatos como "El muñeco" o "El Valle Feliz", una especie de Manderley soñado. Así como también la esencial simbología que Du Maurier le otorgaba a la naturaleza (ay, los rododendros) y al mar, ese mar capaz de desequilibrar y de provocar visiones futuristas, siempre sembrado de vida y muerte.



    Como señala Pilar Adón en su magnífico prólogo, ningún personaje se libra de las sombras. ¡Y cuánta soledad, deseperanza y desolación trasmiten estas mujeres! No es un terror para mirar bajo la cama, cada noche, en las tinieblas de un dormitorio, sino un terror diario, común, oculto bajo los plieges de la piel. De todas las pieles.


    En la narrativa corta de Daphne Du Maurier hay muchas cosas que contar, pero que no están concebidas para explicar, lector. Las explicaciones tendrás que hallarlas tú mismo en su lectura.
    Yo, por mi parte, no revelaré nada. Solo me cabe corroborar lo que Julia asertaba en su reseña sobre esta obra (¡¡Libros, libros!!) , desearte feliz lectura... ¡y que los fantasmas cotidianos no perturben tu sueño!




    *
    Son muchos los autores que han aprovechado esa fascinación para crear relatos de terror: Mérimée (La Vénus d´Îlle, 1837), Thomas Hardy con Bárbara de la Casa de Grebe (Barbara of the House of Grebe, perteneciente a A Group of Noble Dames, 1891), Vernon Lee y La muñeca (The Doll, apareció como The Image en The Cornhill Magazine en 1896) o Algernon Blackwood (La muñeca,The Doll, 1946). Ann Rayd, en su novela Los que vivimos, hacía que su protagonista, Kira, besara estaduas siendo adolescente... Por no mencionar a Chuky, el Muñeco Diabólico (Child´s play, 1988: Tom Holland) o a Pinocho (Carlo Collodi, 1882-1883), si bien éstos andan muy lejos de rozar tan siquiera la perfección...